«Los frutos son de todos, pero la tierra no es de nadie», afirmaba el filósofo Jean-Jacques Rousseau. Las emergencias sanitaria y climática nos hacen ver con nuestros propios ojos las consecuencias incontrolables del impacto de las actividades humanas en el planeta. La crisis que estamos viviendo ha demostrado, una vez más, lo fundamental que es la energía para nuestra sociedad. La asistencia sanitaria, el teletrabajo de millones de prsonas y la necesidad de continuar con la producción industrial exigen un suministro de electricidad seguro y constante que, sin embargo, nunca como ahora debe ser generado sin alterar el delicado equilibrio del planeta. La Recuperación Verde (Green Recovery) es la respuesta que buscamos. Un nuevo inicio basado en la inversión en tecnologías verdes y la producción de energía a partir de fuentes renovables, pero también en la eficiencia del consumo, la movilidad sostenible y la economía circular. Una oportunidad para conciliar el impulso hacia la transición energética con la creación de empleos. Hablar de transición energética no es suficiente. Incluso un proceso virtuoso como este debe llevarse a cabo con cuidado, para evitar la creación de nuevas desigualdades. Por esta razón, desde hace algún tiempo se ha ido afianzando el concepto de Just Transition: transición energética justa que no deje a nadie atrás. De hecho, una transición justa y para todos tiene en cuenta, especialmente, las necesidades de las categorías sociales más expuestas al cambio, como las comunidades que fundan su economía en la extracción del carbón. Por eso, si la transición energética producirá una reducción de puestos de trabajo en algunos sectores productivos, deberemos estar preparados para crear nuevas oportunidades de empleo, recapacitación de los trabajadores y reconversión de las actividades. De los ODS de la ONU a Europa La idea de una transición energética justa estuvo en el centro de la intervención del Secretario general de la Onu António Guterres, en la última Conferencia Mundial sobre el Clima, COP 25, en Madrid, en la que se mencionó el plan Climate Action for Jobs presentado en la cumbre del clima de Nueva York. Muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas están relacionados con una transición justa, en particular el ODS 8 dedicado a la promoción del crecimiento económico sostenible e inclusivo, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. A la Transición Justa también se dedica la Climate Justice Alliance, una red global de organizaciones no gubernamentales que nació en 2013 y es uno de los principales partidarios del Green New Deal, el paquete de propuestas planteadas en Estados Unidos con vistas a hacer frente al cambio climático y las desigualdades económicas. La CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, se expresó varias veces sobre la importancia de una transición energética justa, como también lo hizo la fundación RES4Africa al anunciar un estudio sobre el tema en colaboración con el Consejo para la Investigación Científica e Industrial (CSIR, por su sigla en inglés). África, en particular la zona subsahariana, es la región del mundo más afectada por el problema de la pobreza energética: la mitad de la población no tiene acceso a la energía eléctrica. Un problema que también tiene un gran impacto en la salud y el bienestar de las personas, así como en el medioambiente, y que podría encontrar una solución en una transición energética inclusiva y sostenibile que incluya, además, la electrificación de nuevos sectores. Puede que parezca increíble, pero de acuerdo con algunas estimaciones de la Comisión UE, 54 millones de ciudadanos europeos padecen pobreza energética. Y no solo eso: en la actualidad, una quinta parte de la electricidad que se produce en Europa procede del carbón, del cual dependen la industria minera y las centrales diseminadas en 31 regiones y 11 países europeos, con unos 230 mil empleados. El programa Just Transition ha sido diseñado para estas comunidades y es presentado como parte del Pacto Verde Europeo (European Green Deal). El objetivo es ayudar a los ciudadanos a actualizar sus competencias profesionales, pero también a racalificar sus viviendas gracias energías limpias, con un suministro seguro y un precio asequible. La Transición Justa según Enel Nuestro Grupo ha adoptado plenamente el espíritu de la Transición Justa. Con plantas de más de 46 GW de potencia instalada en 27 países del mundo, Enel Green Power es líder mundial en el sector de la energía limpia, con un plan de inversiones que aumentará su capacidad hasta 60 GW antes de 2022. Proyectos dirigidos a llevar las ventajas de la transición energética a todo el mundo, abriendo el acceso a la energía a todos y creando valor compartido en las comunidades en las que opera, en línea, particularmente, con los ODS7 y ODS 8 de Naciones Unidas. El año pasado, Enel Foundation promovió también un estudio denominado “Just E-volution 2030”, en colaboración con The European House Ambrosetti: el análisis confirma, con datos precisos, las ventajas para los empleos que derivan de las inversiones verdes, de la reconversión de las viejas centrales y de los programas de formación y recapacitación de las personas más afectadas por el cambio. Para tener éxito, la transición energética no tiene que dejar a nadie atrás.