Esto es ciencia, no ciencia ficción. Si en las películas de catástrofes la inteligencia artificial (IA) tiende a sustituir a la humanidad, en la realidad puede ser de gran ayuda.
La IA es la frontera más avanzada de la digitalización que, a su vez, es una de las piedras angulares de la estrategia de nuestro Grupo: por eso en Enel Green Power nos centramos en la innovación continua, incluso en este campo. Uno de los casos más recientes es el proyecto «AI in Control Room»: una especie de asistente virtual que respalda a nuestro personal en su trabajo en las salas de control de los parques eólicos.
La inteligencia del aprendizaje continuo
En nuestros parques eólicos, cada aerogenerador se monitoriza continuamente para garantizar la máxima seguridad, pero también para optimizar la producción.
El primer paso en la digitalización de las operaciones de control fue la creación de salas de control que monitorizan y gestionan las plantas a distancia. Ahora, gracias a la inteligencia artificial, hemos dado el siguiente paso. El asistente digital no solo realiza sus evaluaciones basándose en una gran potencia de cálculo y un profundo conocimiento de todos los procesos gestionados por la sala de control y el parque de máquinas, sino que, sobre todo, es capaz de aprender continuamente gracias al aprendizaje automático: ahí radica la gran diferencia con los algoritmos tradicionales, y por eso podemos hablar de verdadera «inteligencia artificial».
El asistente virtual es capaz de respaldar eficazmente la gestión de las operaciones rutinarias basándose en las alertas que le llegan automáticamente del sistema. En particular, la inteligencia artificial es un valioso apoyo ante situaciones complejas. Es el caso, por ejemplo, de las «paradas de máquinas», es decir, las interrupciones de la producción debidas a fallos, averías, intervenciones para prevenir situaciones operativas de riesgo o para el mantenimiento, actualización o sustitución de equipos.
Como explican los especialistas que han desarrollado este sistema en EGP, el operario tiene que gestionar los tiempos de inactividad que, además, pueden ser simultáneos en varias máquinas y que requieren varios análisis simultáneos de los parámetros de cada máquina. La intervención clave es el reinicio a distancia, y para ello hay que comprobar una serie de indicadores.
Comienza entonces con los códigos de alarma, que desencadenan el análisis de numerosas variables: con la inteligencia artificial, son los algoritmos los que se encargan del análisis, y luego le confirman al operario que la máquina vuelve a estar en condiciones plenamente operativas y puede volver a ponerse en marcha.
La importancia de las personas
Por supuesto, la última palabra siempre la tiene el operador de la sala: el asistente virtual está ahí para facilitar y simplificar el trabajo humano, no para sustituirlo. En este sentido, por tanto, «AI in Control Room» reafirma la centralidad que atribuimos a las personas.
Al fin y al cabo, fue nuestra gente la que desarrolló y puso en marcha el proyecto, fruto del trabajo de un equipo internacional y multidisciplinar de colegas de España, Italia y Estados Unidos, especializados en distintas áreas: científicos de datos, expertos en negocios y en comportamiento humano. Por supuesto, luego fue insustituible la participación de los operadores de sala, para definir el propósitoy desarrollar soluciones útiles para quienes conocen y viven la realidad cotidiana de la sala. Su contribución también fue fundamental para orientar el desarrollo y perfeccionar la experiencia del usuario que, en este caso, se traduce en las interacciones entre la inteligencia artificial y la humana.
En línea con la misión de Enel Green Power, «Enabling Progress With Sustainable Energy» (Impulsar el progreso con energía sostenible), este proyecto mejora el bienestar y la calidad de vida de nuestros compañeros, algo que consideramos esencial. Pero, al mismo tiempo, también logra importantes objetivos operativos, mejorando la eficacia y la eficiencia de la gestión de los activos y dando un importante paso hacia adelante en materia de sostenibilidad: para nuestros colegas de la sala y para un mejor uso de las centrales de energía renovable.
Evolución futura
Actualmente, el proyecto está activo en parques eólicos, pero hay planes para llevarlo a plantas fotovoltaicas, el otro gran sector de energías renovables en rápido crecimiento: los dos sectores son estructural y arquitectónicamente diferentes, pero pueden aplicarse los mismos conceptos. Y no solo eso: también se está estudiando la posibilidad de extenderlo a otras tecnologías: de hecho, automatizar las operaciones repetitivas –con escaso valor añadido– reduce el estrés (haciendo más sostenible el trabajo en la sala) y la consiguiente posibilidad de cometer errores (optimizando el funcionamiento de la planta).
Se abren así nuevos horizontes tecnológicos cada vez más eficientes. La inteligencia artificial es uno de los componentes fundamentales de lo que ya se denomina la «cuarta revolución industrial»: si las dos primeras, entre finales del siglo XVIII y principios del XX, se habían referido al mundo mecánico y eléctrico respectivamente, y la tercera al mundo digital, con la cuarta, finalmente, se combinan ambas esferas.
No es ciencia ficción: es ciencia, es tecnología, es innovación al servicio de la sostenibilidad. Y en EGP queremos estar a la vanguardia de esta revolución.