Patrimonio arqueológico y desarrollo sostenible: una coexistencia posible

Respetar la historia de los pueblos, preservar la memoria del pasado, proteger un patrimonio conservado bajo tierra. Cuando hablamos de protección arqueológica, a menudo cometemos un error de concepto, asociándola a la preservación puntual de bienes muebles e inmuebles. Pero, en cambio, el aspecto más importante a preservar es el contexto en su totalidad. Al fin y al cabo, la arqueología no puede limitarse al descubrimiento aislado de objetos o tesoros ocultos, sino que debe considerarse una disciplina que investiga –con sus propias metodologías y herramientas– todo rastro material de la actividad humana en un territorio. En la protección del patrimonio arqueológico e histórico y la conservación de los eventos del pasado, la arqueología preventiva desempeña un papel fundamental. En Enel Green Power nos preocupamos por la riqueza que emana del subsuelo. Por eso, hemos desarrollado un modelo que nos permite conservar el patrimonio cultural, poniendo en valor y comunicando cualquier hallazgo durante la fase de desarrollo y construcción de una planta. Proteger el pasado, construir el futuro Defender el patrimonio cultural sin interferir en el desarrollo infraestructural de un país: el reto más difícil de los tiempos modernos es conciliar estas dos instancias respetando, al mismo tiempo, la necesidad de garantizar servicios generalizados para las personas. A medida que la sociedad se transforma y las ciudades se vuelven inteligentes, el objetivo de la arqueología preventiva es mitigar las posibles repercusiones negativas de ese creciente progreso evaluando, para los contextos arqueológicos y paleontológicos, el riesgo que plantean las obras públicas. Esta evaluación, cuya complejidad es proporcional a la de las obras previstas, no puede prescindir de la colaboración entre todas las partes involucradas: por tanto, arqueólogos, geólogos y paleontólogos deben proceder en sinergia con las autoridades locales, los planificadores y los promotores. Solo este enfoque metodológico puede garantizar la protección de la infraestructura que se va a construir, armonizando un proceso que, de lo contrario, estaría sujeto a retrasos y contratiempos. El modelo Enel: una visión integrada de la protección arqueológica Nos guía una estrella polar: la atención al patrimonio histórico y cultural a lo largo de toda la cadena de suministro. Para ello, la arqueología preventiva añade valor a nuestra forma de operar. Nos esforzamos por innovar continuamente: estudiamos el pasado al tiempo que intentamos aplicar las mejores tecnologías actuales, con el objetivo de anticiparnos al conocimiento del potencial arqueológico de las zonas y minimizar el riesgo de descubrimientos durante la fase de construcción. Nuestro modelo de arqueología preventiva está orientado a la conservación del patrimonio cultural y consta de cinco puntos. Equipo arqueológico especializado: el equipo de arqueólogos internos desempeña un papel crucial en todas las fases del proyecto, desde el diseño hasta la construcción. Además de llevar a cabo actividades de excavación e investigación, coordinan a los arqueólogos externos, colaborando estrechamente con las autoridades competentes y las autoridades locales de los distintos países en los que operamos, como Italia, España, Portugal, Colombia, Chile y Brasil. Directrices de gestión arqueológica: para garantizar un enfoque sistemático y coherente, hemos elaborado unas directrices internas que rigen la gestión de los aspectos arqueológicos en cada fase del proyecto. Las directrices abarcan todas las fases, desde el desarrollo hasta la construcción de las instalaciones, garantizando que cada actividad se lleve a cabo cumpliendo plenamente la normativa aplicable. Digitalización de datos: invertimos en la digitalización de datos sobre el potencial arqueológico de las zonas donde se proyectan nuevas instalaciones. Mediante el uso de herramientas digitales avanzadas podemos recopilar información con mayor precisión, mejorando nuestra comprensión de la zona y realizando análisis predictivos para la evaluación del riesgo arqueológico. Tecnologías innovadoras de investigación: utilizamos tecnologías que nos permiten explorar el subsuelo sin comprometer la integridad del yacimiento, facilitando así la localización de cualquier hallazgo arqueológico antes de que comiencen las obras de construcción. Inducción: antes del inicio de cada obra, cada trabajador recibe formación específica sobre la arqueología del área, incluida información sobre posibles hallazgos y los procedimientos a seguir. El proceso de inducción garantiza que todo el equipo de trabajo conozca los protocolos de intervención y las buenas prácticas que deben observarse, estando preparados para manejar correctamente cualquier situación relacionada con hallazgos arqueológicos. Nuestra arqueología preventiva no se limita a la fase de diseño, sino que continúa durante la construcción de las instalaciones. En esta fase, monitorizamos las obras para detectar posibles descubrimientos. En caso de identificación de elementos patrimoniales, se aplican las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de la normativa y la protección de los bienes. Nuestra misión es doble: por un lado, la conservación del patrimonio cultural, garantizando la puesta en valor de las zonas de interés arqueológico; por otro, la comunicación de los descubrimientos, con el fin de aumentar la sensibilización del público y el valor histórico y cultural de los hallazgos. Los casos italianos: un patrimonio por redescubrir La extraordinaria riqueza arqueológica, casi natural del territorio italiano, ha brindado numerosas oportunidades para probar y perfeccionar el modelo de arqueología preventiva de Enel Green Power. En Cancello ed Arnone, en la región de Caserta, las investigaciones para la construcción de una planta agrivoltaica han puesto al descubierto una villa romana. Las estructuras murarias que surgieron durante las investigaciones preliminares cuentan la historia de un asentamiento agrícola de considerables dimensiones, perfectamente integrado en el sistema de producción de la época. La documentación científica del sitio, previa al cuidadoso recubrimiento del mismo, ha añadido una valiosa pieza a la comprensión de la organización territorial romana en Campania. Más en detalle, los restos han permitido identificar dos niveles de ocupación: uno que arranca de época republicana y llega hasta comienzos de época augustea, con estructuras en opus reticulatum, y otro coincidente con la época tardoimperial, caracterizado por estructuras de ladrillo. Piani della Marina, en Tarquinia, es un ejemplo emblemático de cómo la arqueología preventiva puede orientar las decisiones de diseño. En este caso, la aplicación de tecnologías innovadoras no invasivas permitió identificar la presencia de una estructura subterránea, identificable como una mansio o statio romana, antes de que comenzaran las obras. El descubrimiento de esta estación condujo a una revisión completa del trazado de la instalación, demostrando cómo la protección del patrimonio arqueológico puede integrarse con las necesidades de desarrollo. En Pian di Giorgio, en cambio, la arqueología preventiva se ha convertido en una enorme oportunidad de valorización cultural integral. Gracias a nuestra colaboración con la Superintendencia, ha visto la luz un proyecto que va más allá de la mera protección: desde la excavación científica hasta la restauración de los artefactos, pasando por la musealización in situ, la creación de rutas de acceso público y el desarrollo de contenidos multimedia que permitan a los visitantes sumergirse en la historia del lugar. Por su parte, la experiencia de Castelvetere demuestra cómo incluso los hallazgos puntuales pueden transformarse en oportunidades de enriquecimiento cultural para las comunidades locales. El descubrimiento de dos tumbas capuchinas perfectamente conservadas, con sus ajuares funerarios, dio lugar a una intervención de recuperación y restauración con vistas a su musealización en el Anticuario municipal. Casos en todo el mundo: un compromiso global Nuestro compromiso con la protección arqueológica va mucho más allá de las fronteras nacionales –abarcando el horizonte ilimitado de los países en los que operamos–, adaptándonos a las especificidades locales y a los distintos tipos de patrimonio cultural. En Chile, los proyectos de Campos del Sol y Sierra Gorda han sacado a la luz importantes testimonios de culturas prehispánicas mediante la recuperación de artefactos líticos. En Azabache, por su parte, la creación de un museo dentro de la zona de la planta muestra cómo la producción de energía renovable puede coexistir con la puesta en valor del patrimonio cultural. Colombia también ofrece brillantes ejemplos de cómo la arqueología preventiva puede transformarse en una oportunidad para involucrar a la comunidad local. En Fundación y Guayepo, el descubrimiento de zonas de asentamiento y enterramiento permitió desarrollar iniciativas de divulgación como el «Museo por un día», que acercó la arqueología directamente a las comunidades locales y a los empleados de EGP. Brasil, en cambio, ofreció la oportunidad de combinar la conservación arqueológica y la recuperación de las tradiciones artesanales locales. En Lagoa dos Ventos, donde se encuentra el mayor parque eólico de Sudamérica, el proyecto incluía no solo la conservación de yacimientos arqueológicos como la antigua curtiduría, sino también la recuperación y difusión de prácticas artesanales. La restauración de la iglesia local y la creación de un centro cultural contribuyeron a transformar el proyecto en catalizador de un renacimiento educativo. De regreso al Viejo Continente, el complejo de Brovales, en España, encarnó un caso único de integración entre desarrollo industrial y protección del patrimonio arqueológico. Las cinco centrales fotovoltaicas revelaron un mosaico de testimonios históricos: desde asentamientos de la Edad del Cobre, que demuestran que la zona ya estaba habitada hace 4000 años, hasta necrópolis romanas de 2000 años de antigüedad. En Encina al Sol, se encontraron y recuperaron casi 1000 artefactos líticos de un asentamiento del Paleolítico Medio y Superior durante las actividades de monitorización arqueológica realizadas mientras se construía la planta solar, lo que contribuyó a incrementar considerablemente nuestros conocimientos sobre la historia de la región. Por último, en Alfajarín Solar, el descubrimiento de trincheras de la guerra civil muestra cómo la arqueología preventiva se extiende también a la protección de la memoria histórica más reciente. Esta polifacética red de experiencias internacionales demuestra cómo nuestro modelo de arqueología preventiva no solo es una herramienta de protección, sino que destaca como paradigma de desarrollo sostenible, capaz de integrar la producción de energías renovables con la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural mundial.

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