Historia, cultura, territorio, comunidad: el valor de las minicentrales hidroeléctricas italianas

Patrimonio histórico y laboratorio de innovación, recurso para el territorio y valor compartido para las comunidades que lo habitan: así son las centrales hidroeléctricas de potencia inferior a 3 MW, denominadas minicentrales hidroeléctricas. Cubren Italia de norte a sur, en un tejido que unifica el país y contribuye a su abastecimiento de energía limpia, pero también a la estabilización de la red eléctrica nacional: son uno de los primeros ejemplos de generación distribuida, uno de los pilares de la transición energética en curso. En la actualidad, gestionamos 249 minicentrales hidroeléctricas en Italia: presentes en 16 regiones, con especial concentración en Toscana, Las Marcas, Piamonte, Lombardía y Véneto, tienen una capacidad de unos 270 MW, con una producción media anual de casi 1 TWh. Se trata de una energía responsable: porque estas centrales aceleran la descarbonización del mix energético reduciendo las emisiones y representan un recurso importante y sostenible para satisfacer las necesidades energéticas de las comunidades locales. Un patrimonio histórico, cultural y artístico Las minicentrales hidroeléctricas se construyeron en gran parte a principios del siglo XX, durante la gran época de la revolución industrial italiana. Por tanto, acompañaron a Italia durante todo el siglo XX. Durante los agitados tiempos de la guerra, también sirvieron como obras estratégicas y, a veces, resultaron dañadas. Una vez restauradas, participaron en el auge económico de las décadas de 1950 y 1960, hasta convertirse en colíderes de la actual transición energética hacia un sistema energético limpio y sostenible. Por tanto, hoy en día representan un patrimonio tanto histórico como cultural y artístico. Es el caso, por ejemplo, de la central eléctrica de Valpiana, en la Toscana, construida en 1921 y compuesta por un edificio que recuerda el estilo art nouveau de los años veinte. Situada en la zona minera de las Colinas Metalíferas, tiene una capacidad de 270 kW y fue concebida originalmente para suministrar energía a las minas locales mediante un pequeño ferrocarril. Paisaje y comunidad En el transcurso de un siglo, las minicentrales hidroeléctricas se han convertido en un hito para la zona: a menudo, sus habitantes las consideran parte integrante del paisaje, y a veces se oye decir «voy a la central» como elemento icónico de la localidad que la alberga. Y en los pequeños pueblos hay muchas familias en las que hay quien trabaja o ha trabajado en la central, en una especie de relevo generacional. La pequeña central de Perrero, construida en Piamonte en los años 30, lleva el nombre de su fundador Michele Tessore y encaja perfectamente en la arquitectura de montaña, hasta el punto de que se la llama «la casita de Heidi»: una estructura original que se ha mantenido incluso durante las obras de remodelación finalizadas en 2017. De hecho, se ha creado un pequeño museo al aire libre de arqueología industrial con maquinaria de época para realzar su papel histórico. La central, creada inicialmente para abastecer a los importantes aserraderos de la zona, ha prodigado desde entonces sus aproximadamente 50 kW de potencia para llevar la electricidad al pueblo. Hoy, es el símbolo de una zona en la que conviven en armonía dos comunidades religiosas, la católica y la valdense. Gimnasios innovadores Pasado y presente también se pasan el testigo en innovación tecnológica, sobre todo en soluciones de automatización y robótica. Uno de los buques insignia de nuestra innovación se llama Oculus: se trata de un robot desarrollado por nuestro Grupo y utilizado para inspecciones subterráneas en contextos en los que la intervención del personal es imposible o poco práctica. Oculus es un robot modular de bajo coste, fácil de usar y que puede controlarse a distancia a través de pantallas de ordenador: sus actividades también pueden seguirse en directo durante las reuniones por todos los participantes. Además, se ha desarrollado en varias versiones para facilitar su uso en distintos contextos. Como parte del proyecto minihidráulico, Oculus se utilizó en la pequeña central eléctrica en desuso de Ricadi, Calabria, que estamos planeando reactivar: el pequeño robot exploró la vieja tubería forzada, que por su tamaño no se presta a la inspección humana, y nos permitió comprender qué actividades hay que poner en marcha para la reactivación. Y nuestra innovación ya mira hacia nuevos horizontes: estamos estudiando soluciones para hibridar las centrales hidroeléctricas con otras fuentes renovables, por ejemplo instalando paneles solares en los canales de agua conectados a la central. Así, el presente no solo recupera el pasado, sino que también abre el futuro.

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