¿Qué es la biodiversidad? El vocablo biodiversidad, introducido en 1988 por el entomólogo estadounidense Edward O. Wilson y retomado posteriormente por ISPRA, define la variedad de formas de vida en el planeta, incluidas todas las especies de plantas, animales, hongos y microorganismos, así como las interacciones ecológicas que existen entre ellas. Se mide por el número de especies presentes en un ecosistema, pero también evaluando la variedad genética dentro de una población de cada especie y, por último, por la distribución de las propias especies en los distintos ambientes de un ecosistema. Así pues, la biodiversidad puede definirse como «la riqueza de la vida en la Tierra». Tipos de biodiversidad Según los niveles a los que se refiera, pueden identificarse distintos tipos de biodiversidad. Los principales son tres. La diversidad genética: es la variedad de genes dentro de una especie determinada. Cada individuo de una especie tiene una combinación única de genes, y una mayor diversidad genética puede contribuir a la supervivencia de la especie. La diversidad de especies: se mide en términos del número de especies iguales presentes en una zona determinada, y su rareza o abundancia en un territorio o hábitat determinado. La diversidad de los ecosistemas: define el número y la abundancia de hábitats, comunidades vivas y ecosistemas en los que viven y evolucionan diferentes organismos. Estos distintos tipos de biodiversidad están estrechamente interconectados y se influyen mutuamente. La pérdida o deterioro de un tipo de biodiversidad puede tener efectos negativos en otros tipos y en la salud general de los ecosistemas. Por qué es importante la biodiversidad La biodiversidad es importante porque es un termómetro que mide la salud de la vida en la Tierra. De hecho, un medioambiente más rico y diverso es también más sostenible, pues proporciona vida y prosperidad a quienes lo habitan, ya sean seres humanos, animales o plantas. La biodiversidad es fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas y el bienestar de todo el planeta. Cada forma de vida tiene una función única y contribuye a la estabilidad y resistencia de los ecosistemas. Por ejemplo, las plantas realizan la fotosíntesis y aportan oxígeno, las abejas y otros insectos son importantes para la fertilización de las plantas, los depredadores mantienen el control de las poblaciones de herbívoros, etc. La biodiversidad también proporciona una amplia gama de beneficios a los seres humanos. Preservar la salud de los ecosistemas garantiza el acceso a alimentos y otros recursos esenciales, como los principios activos de ciertos medicamentos contenidos en plantas y hierbas. Además, los ecosistemas sanos y diversos también contribuyen a la purificación del aire y del agua, a la regulación del clima y a la prevención de inundaciones. Qué puede poner en peligro la biodiversidad Lamentablemente, la biodiversidad está en crisis debido a varios factores, muchos de ellos relacionados con actividades humanas, como la deforestación, la contaminación, el calentamiento global, la destrucción de hábitats y la sobreexplotación de los recursos naturales. Si no son controlados, estos fenómenos pueden llevar a la pérdida de ecosistemas enteros con la variedad de organismos que los componen. Por ello, la conservación de la biodiversidad se ha convertido en una prioridad para garantizar la sostenibilidad medioambiental y el futuro de nuestro planeta. Buenas prácticas para preservar la biodiversidad Para mantener la biodiversidad, se pueden llevar a cabo varias acciones. Entre ellas figuran: la creación de nuevas zonas protegidas, como reservas naturales y parques nacionales y regionales, y la conservación de las ya existentes; la lucha contra la deforestación y el agotamiento de los hábitats; la lucha contra la contaminación de la atmósfera, el agua y el suelo; el fomento de prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medioambiente, como por ejemplo, la reducción del uso de pesticidas y otras sustancias nocivas; la promoción de prácticas de gestión sostenible de los recursos naturales como la madera y el agua, y la lucha contra la pesca intensiva. La biodiversidad en Italia y su protección Italia es un país muy rico en biodiversidad debido a su posición geográfica y a las diferentes características ambientales presentes en el territorio. Nuestro país se encuentra dentro de la cuenca mediterránea, una de esas regiones de la Tierra caracterizadas por niveles particularmente elevados de diversidad biológica y endemismo (presencia de especies que viven exclusivamente dentro de ciertos límites), pero amenazada por las actividades humanas. Sin embargo, este inmenso patrimonio está en peligro. Algunos de los principales problemas son la pérdida y fragmentación del hábitat por diversas causas, como las mencionadas anteriormente. Algunos ejemplos de protección En Italia, se han puesto en marcha varios proyectos para proteger la biodiversidad y sensibilizar a la opinión pública sobre este tema. Además de numerosas zonas protegidas –como parques nacionales y regionales–, y áreas de preservación de la vida salvaje –como los oasis del WWF (World Wildlife Fund) y otras asociaciones–, en nuestro país se están llevando a cabo actividades financiadas a través del programa Life de la Unión Europea. Además, en los últimos años se han llevado a cabo varias iniciativas a nivel local para promover la concienciación sobre los problemas de la biodiversidad y la conservación de la naturaleza. Entre ellas figuran el Parque de la Biodiversidad Mediterránea de Catanzaro, el Jardín de la Biodiversidad de Padua y el Museo de la Biodiversidad de Monticiano, en la provincia de Siena. Protección de las variedades de especies vivas en Europa y en el mundo Todavía sabemos relativamente poco sobre la biodiversidad del planeta en su conjunto. Según diversos estudios, las especies vivas de la Tierra pueden ser entre 4 y 100 millones pero, actualmente, solo se conoce una fracción de ellas, entre 1,5 y 1,8 millones. Un gran patrimonio, aún en gran parte inexplorado, que, sin embargo, pierde piezas cada día: se calcula que desaparecen una media de 50 especies vivas cada 24 horas. Hasta ahora, las iniciativas para proteger la biodiversidad en todo el mundo solo han dado resultados parcialmente satisfactorios. En 2010, el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica había identificado 20 objetivos para detener la creciente pérdida de biodiversidad. Sin embargo, diez años después ninguno de ellos se había alcanzado plenamente y solo seis se habían cumplido parcialmente. En 2022, en la Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB-COP15) celebrada en Montreal (Canadá), se alcanzó un acuerdo que establece nuevos objetivos a alcanzar para 2030, entre ellos proteger el 30 % de las tierras, los océanos, las zonas costeras y las aguas continentales, reducir en 500 000 millones de dólares las subvenciones públicas perjudiciales para la biodiversidad, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y minimizar los efectos del cambio climático. La estrtegia de la UE para la biodiversidad Los compromisos de la Unión Europea para proteger la biodiversidad se centran, principalmente, en la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad 2030 aprobada en 2020, que presenta un plan global, ambicioso y a largo plazo para proteger y restaurar el medio natural y los ecosistemas en la Unión Europea. Entre las principales acciones incluidas en la Estrategia de la UE figuran: la asignación de 20 000 millones de euros anuales a la protección y fomento de la biodiversidad mediante financiación comunitaria, nacional y privada; la creación de una red coherente de zonas protegidas que cubra al menos el 30 % de la superficie terrestre y marina de la UE, de las cuales al menos un tercio estén bajo protección estricta; la restauración de los ecosistemas degradados en toda la UE de aquí a 2030 mediante una serie de compromisos y medidas específicas, como reducir el uso y el riesgo de los plaguicidas en un 50 % para 2030 y plantar tres mil millones de árboles en el territorio de la UE. Puntos críticos de biodiversidad: zonas amenazadas por la pérdida de hábitats Los puntos críticos de biodiversidad son regiones geográficas que presentan un alto grado de biodiversidad y se caracterizan por un elevado índice de amenaza y degradación de sus hábitats. Estas zonas se consideran de especial importancia para la conservación, ya que albergan una extraordinaria variedad de especies endémicas (que solo se encuentran en esa región) y están muy amenazadas por la deforestación, la pérdida de hábitats y otras actividades humanas. La designación de una zona como punto crítico de biodiversidad se basa[5] en dos criterios principales: una biodiversidad vegetal endémica significativa y una grave pérdida de hábitat. Para ser considerada un punto crítico, una zona debe tener al menos 1500 especies endémicas de plantas vasculares y debe haber perdido, al menos, el 70 % de su hábitat original. Actualmente, hay 36 zonas consideradas puntos críticos y están repartidas por los distintos continentes. Italia se encuentra en el centro del punto crítico de la cuenca mediterránea. Proyectos de Enel Green Power para proteger la biodiversidad La protección de la biodiversidad es uno de los objetivos estratégicos de la política medioambiental de Enel, que se compromete a lograr el Not Net Loss de biodiversidad en las nuevas infraestructuras a partir de 2030, iniciando la adopción en proyectos seleccionados en zonas de gran importancia para la biodiversidad a partir de 2025. Solo en 2022, Enel Green Power llevó a cabo más de 120 proyectos de biodiversidad, centrados en la conservación, restauración, investigación y seguimiento, en los que fueron recuperadas más de 9000 hectáreas de ecosistemas. En particular, los sistemas agrivoltaicos, que combinan la producción de energía solar con actividades agrícolas o ganaderas, contribuyen de forma importante a mantener la biodiversidad. Por ejemplo, con la agrivoltaica contribuimos a proporcionar un hábitat seguro para las abejas, insectos en peligro de extinción que desempeñan un papel clave en la polinización de las especies vegetales y contribuyen en torno al 35 % de la producción mundial de alimentos. Un ejemplo de este planteamiento y de la capacidad de crear valor compartido con agricultores y apicultores es nuestro Parque Solar Aurora en EE.UU. que, además de producirenergía limpia, aporta protección medioambiental y eficiencia agrícola. Gracias al ecosistema favorable promovido por la presencia del Parque, los apicultores de los alrededores producen miel que genera valor. En España, en la planta de Totana, hemos creado una isla ecológica que es un hábitat protegido para más de 25 especies de aves; mientras que otros dos parques solares, los de Los Naranjos y Las Corchas recibieron, en 2022, el premio «Excelencia en Sostenibilidad» de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), también gracias a su papel en la protección de las abejas. Además, en el entorno del parque eólico de Fuentelsaz, para salvaguardar la alondra de Dupont, especie en peligro de extinción, hemos sustituido el cultivo de cereales por plantas aromáticas que crean un entorno adecuado para la expansión de la especie. Desde hace 13 años en Colombia, el programa Enel Biodiversa reúne nuestras iniciativas de conservación, protección y restauración de la biodiversidad del país. Entre los 60 proyectos incluidos en este programa se encuentran la plantación de más de 400 000 árboles, la identificación de más de 500 especies de fauna y 200 de flora, la restauración de ecosistemas y la creación de redes seguras para la vida silvestre. Además, en la zona de la central hidroeléctrica de El Quimbo se está llevando a cabo un proyecto de reforestación a gran escala del bosque seco tropical colombiano que abarca, nada menos, que 11 000 hectáreas. En Chile, desde 2018, participamos del proyecto de protección del huemul, especie nativa y emblemática de Chile, que se encuentra en peligro de extinción según la «lista roja» de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El huemul (Hippocamelus bisulcus) se encuentra, en particular, en el área de influencia de la Reserva Forestal Ñuble, en las cercanías de las centrales hidroeléctricas de la Laguna del Laja. En Fortuna, una localidad del estado de Panamá donde gestionamos una central hidroeléctrica de 300 MW, la mayor del país desde 2001, se está llevando a cabo un experimento en el que participamos: en virtud de un acuerdo con el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, se realizan estudios sobre la flora y la fauna locales, vigilando el impacto del calentamiento global. Además, cada año se elige a algunas familias y se les da el material y las herramientas que necesitan para crear un huerto: con ello, no solo se les ayuda a ser autosuficientes, sino que también pueden iniciar una actividad de venta en los mercados locales. En Brasil, llevamos a cabo el programa «Enel Comparte Biodiversidad» en 19 centrales eléctricas, abarcando 13 grupos biológicos, desde flora, peces, vertebrados acuáticos y terrestres hasta invertebrados. Hasta ahora, gracias al programa, se han recuperado 611,45 hectáreas con la plantación de especies de flora brasileña y el registro de 1236 especies, de las cuales 26 están en peligro de extinción y 80 son endémicas en el entorno del proyecto. Además, en Bahía, cerca del parque eólico de Delfina, trabajamos en un proyecto de repoblación del guacamayo índigo, un loro muy raro y próximo a la extinción. En Sudáfrica, en el parque eólico de Gibson Bay, instalamos sensores acústicos disuasorios especiales que crean un efecto barrera que protege a los murciélagos, logrando que no se acerquen a las palas eólicas. Por último, en Italia, junto con Legambiente, gestionamos el proyecto de educación medioambiental «Biodiversity4Young», puesto en marcha en 2022. La iniciativa se enfoca en la protección y mejora de la biodiversidad, también a través de los PCTO - Percorsi per le Competenze Trasversali e l'Orientamento (Caminos para las Competencias Transversales y la Orientación) para estudiantes de secundaria, sensibilizándolos y proporcionándoles los elementos útiles para convertirse en actores activos en sus territorios.