Si te interesan los temas medioambientales, ya habrás oído hablar de un informe científico que insta a todos (naciones, pueblos, industrias...) a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el calentamiento global y parar la tendencia de aumento de la temperatura media de la Tierra en 1,5° de aquí a 2100. La receta es la siguiente: cero nuevas emisiones de gases de efecto invernadero hasta el 2050. Los científicos lo llaman «neutralidad de carbono». Es decir, se emiten muchos menos gases de efecto invernadero y todos deben ser compensados de alguna manera. Este objetivo también está estipulado en el Acuerdo de París firmado por 195 naciones y, por tanto, también es vinculante para tu país. Un descubrimiento relativamente reciente Conocemos los mecanismos del efecto invernadero desde mediados del siglo XIX, pero solo a partir de 1950 los estudios científicos a gran escala comenzaron a comprender cómo el efecto invernadero antropogénico (es decir, causado por la intervención humana; junto con la contaminación de la atmósfera, no lo olvidemos) estaba perturbando el clima. Durante algunos años, las naciones más avanzadas científicamente hicieron su propia investigación. Pero la cantidad de trabajo era gigantesca. En 1972, las Naciones Unidas organizaron una primera gran conferencia en Estocolmo para debatir sobre el medioambiente, y, ese mismo año, el Club de Roma, un grupo de académicos dirigido por Aurelio Peccei, publicó el libro «Los límites del crecimiento», también llamado Informe Meadows en honor a la joven (Donella Meadows) que, con la ayuda de otros cuatro amigos (¡todos de 26-27 años!) había elaborado el primer estudio sistemático y global sobre la crisis climática. Lo que se necesitaba era una alianza de todos los científicos del mundo. Se tardó 15 años en organizarse, pero en 1988 nació un nuevo organismo: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) con el cometido de estudiar el cambio climático. El IPCC tiene una madre y un padre: la OMM (Organización Meteorológica Mundial) y el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente). El papel del IPCC: instar a actuar El IPCC no realiza nuevas investigaciones ni controla los datos y parámetros relacionados con el clima. Estas tareas se siguen encomendando a organismos científicos nacionales, casi todos ellos institutos públicos. El IPCC recopila, examina y evalúa la información científica, técnica y socioeconómica más reciente producida en todo el mundo por sus países miembros (las 195 naciones de la ONU), reuniendo datos para comprender el fenómeno del cambio climático. Cuenta con la colaboración de miles de investigadores y cada 5-7 años redacta un informe. Los informes del IPCC son 6 hasta el momento (totalmente accesibles desde la web) y son la síntesis de las investigaciones realizadas sobre un mismo tema: el cambio climático; por qué pasa y cómo actuar. En la práctica, cada informe mejora y amplía el anterior, y consta de dos partes. Una, compuesta por varios volúmenes temáticos, atiborrada de cifras y escrita con lenguaje científico, que no es fácil de leer. La otra es más interesante y accesible: se trata de un «extracto» del informe dirigido expresamente a los «responsables políticos»: jefes de Estado y de gobierno, ministros, empresarios, banqueros; pero también a los concejales de medio ambiente de los pueblos pequeños que solo tienen unos cientos de habitantes. Los científicos del IPCC quieren dirigirse a todo el mundo, porque todo el mundo necesita saber cómo está cambiando el clima, qué repercusiones tiene en la Tierra, la sociedad y las vidas humanas y también porque todo el mundo tiene la oportunidad de hacer algo. Por lo tanto, el resumen del IPCC para los responsables políticos (traducido a las lenguas nacionales) es fácil de leer y podrías leerlo por tu cuenta también tú.