La crisis climática impone tomar decisiones importantes e inmediatas. Para mitigar sus efectos, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 estableció como objetivos indispensables alcanzar las cero emisiones netas a nivel global y un aumento máximo de la temperatura de 1,5 °C para 2050. ¿Cómo lograrlo? Y, sobre todo, ¿qué efectos tendrá la lucha contra el cambio climático en nuestras vidas? Muy a menudo se habla de las renuncias y los sacrificios que debemos hacer para salvar el planeta. Sin embargo, tal vez deberíamos intentar cambiar el punto de vista. Todos los momentos de crisis también son momentos de grandes cambios que, generalmente, aceleran algunos procesos que ya estaban en marcha en la sociedad. Desde esta perspectiva, la crisis climática no es diferente. ¿Un ejemplo? La transición energética y las innumerables oportunidades que trae consigo. 1. La creación de nuevos puestos de trabajo La transición energética podría llevar a la creación de 20 millones de nuevos puestos de trabajo. ¿Cómo? Aprovechando las fuentes de energía renovables. O poniendo en marcha estrategias de mitigación y de adaptación frente a los desastres generados por el cambio climático. O, incluso, aumentando las inversiones en investigación en el sector verde. Así lo afirma el informe “Decent Work in Nature-based Solutions” (Trabajo decente en soluciones basadas en la naturaleza) que, además, destaca la importancia de una transición justa, equitativa e inclusiva, con oportunidades de empleo nuevas y significativas. 2. Menos contaminación gracias a la electrificación En todo el mundo, la industria y el transporte representan el 24,2 % y el 16,2 %, respectivamente, de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo el transporte por carretera el que se lleva la mayor parte, un 11,9 %. Sin embargo, las buenas noticias provienen, precisamente, de este último segmento, porque las tecnologías ya están listas para una transición completa y rápida hacia la electricidad para las motocicletas, los automóviles, las furgonetas comerciales y el transporte pesado regional, gracias a la eficiencia energética de las baterías y su asequibilidad. La ruta a seguir la marca el informe “Estructura para la Transición Ecológica de la Movilidad y de las Infraestructuras” (STEMI, por sus siglas en italiano), elaborado por un comité de expertos nombrados por el Ministerio italiano de Infraestructuras y Movilidad Sostenible, y que también ha sido publicado en la revista científica Nature. El informe explica que la sustitución de los vehículos de gasolina, diésel y gas por vehículos eléctricos supondría una reducción del 50 % de las emisiones del transporte ligero por carretera. Sin embargo, la electrificación no afecta solo al transporte. La industria también está lista para el abandono de los combustibles fósiles gracias a tecnologías como las bombas de calor industriales para calentar agua, las instalaciones fotovoltaicas para la autogeneración de energía eléctrica y las baterías para su almacenamiento y, en un futuro próximo, el uso de hidrógeno verde para las industrias que consumen una mayor cantidad de energía. 3. Independencia energética y ahorro La transición energética, las nuevas tecnologías y la economía circular pueden ser la piedra angular de la independencia energética, incluso para los países en vías de desarrollo. Un ejemplo de ello es la tecnología Microgrid, una red de energía local capaz de producir y suministrar electricidad a pequeñas comunidades, que se está extendiendo rápidamente por todo el continente africano con importantes beneficios para las poblaciones. Siempre con respecto a la independencia energética, las energías renovables están favoreciendo y acelerando un fenómeno causado por la pandemia y, posteriormente, por la crisis energética debida a la guerra en Ucrania: el reshoring, es decir, el regreso –especialmente desde Asia– de la producción de todos los componentes de la cadena de suministro de energía, desde los paneles solares hasta las baterías. De hecho, convertirnos en productores de nuestra propia energía a lo largo de toda la cadena significa reducir los costes de gestión y aumentar nuestra ventaja competitiva en el mercado, y es precisamente esto lo que está llevando a muchas empresas a producir nuevamente en Europa y en otras zonas. Además de la independencia, otras oportunidades importantes están relacionadas con el ahorro de energía, para desperdiciar menos recursos, convertirse en productores de la energía que se consume (prosumidores) y obtener beneficios económicos, además de los beneficios para la salud y para el medioambiente. Esto es lo que afirma el Informe 2022 sobre la Economía Circular en Italia, redactado por la Circular Economy Network (Red de Economía Circular) que, a partir de una serie de parámetros, ha desarrollado un índice de rendimiento de la economía circular para evaluar, a lo largo del tiempo, las acciones adoptadas por cada país en la transición energética. En definitiva, ante una emergencia como el cambio climático, no debemos desanimarnos ni pensar que no hay nada que hacer. Al contrario, son las pequeñas y las grandes acciones cotidianas las que nos sacarán de la crisis y nos proporcionarán un planeta mejor en el que vivir.