Desde el corazón de la tierra Nuestro planeta, en sus oscuras profundidades, está caliente, muy caliente. Y en algunos lugares el calor sube a la superficie, creando fenómenos fascinantes. Los más llamativos son los volcanes, pero en sus proximidades también se pueden encontrar fumarolas, pequeñas fisuras de las que escapan vapores a altas temperaturas. Aún más pintorescas son los «soplidos» de bórax, que proyectan violentamente vapor de agua hacia arriba, y sobre todo los géiseres, chorros de agua y vapor que pueden alcanzar hasta 60 metros de altura: tanto como un rascacielos de 15-20 plantas. Un día en el spa Ya en la prehistoria, nuestros antepasados descubrieron las fuentes geotérmicas: lugares especiales donde el agua caliente, o incluso muy caliente, burbujea en la superficie. Y a menudo, establecían sus asentamientos en sus proximidades, para disfrutar de su calor: ¡una versión embrionaria de las aguas termales! Más tarde, algunas grandes civilizaciones de la Antigüedad –y especialmente la romana– desarrollaron una gran afición por los baños termales: construyeron sofisticados establecimientos artificiales por doquier, pero apreciaron aún más los naturales. En el siglo XIX, los balnearios se convirtieron en destinos turísticos de primer orden, y hoy en día una estancia en un balneario natural con amigos, ya sea durante medio día o una semana, es una actividad relajante y popular para un número cada vez mayor de personas. ¡Qué calor tan agradable en Islandia! Puede parecer paradójico, pero uno de los últimos usos a gran escala del calor geotérmico, por orden cronológico, es el más intuitivo, a saber... la calefacción. Y es que, aunque conceptualmente la idea es fácil, desde un punto de vista técnico llevar el calor de los manantiales a los hogares no es trivial. Hoy, gracias a los avances tecnológicos, esto es posible en zonas con actividad geotérmica: en la Toscana, nueve municipios utilizan calefacción urbana alimentada por energía geotérmica, para un total de 10 000 hogares. El récord, sin embargo, lo ostenta Islandia, donde los vapores del subsuelo calientan el 95 % de las viviendas... ¡y en el país del hielo, la calefacción no es ninguna broma! Cerveza, queso y... fútbol Seguimos en la Toscana: la cuna de la energía geotérmica está ahora a la vanguardia de los usos creativos. Y en particular para los productos gastronómicos. Una cervecería artesanal de la provincia de Pisa utiliza la geotermia en todas las fases de producción, incluida la fermentación. La Toscana también es famosa por su sabroso queso pecorino: un queso muy apreciado que, en una granja de la Maremma, se produce con calor geotérmico. En la zona de Larderello, donde en 1818 se estableció la primera planta para el aprovechamiento industrial del calor de la Tierra, la geotermia es reconocida como un símbolo, y ya puede decirse que ha entrado en la identidad local... en lo más profundo (¡esa es la palabra!). Y de hecho, es tan importante que se ha abierto camino en otro de los ámbitos favoritos de los italianos: el fútbol. Tan es así que, en 2005, un equipo de la zona adoptó el nombre de Geotermica. Por ahora juega en ligas menores, pero no es imposible imaginar un partido Juventus-Geotermica algún día. Unas vacaciones originales Se llama «Old Faithful» y es, probablemente, el géiser más famoso del mundo: es una de las principales atracciones del Parque de Yellowstone, en Estados Unidos, el más antiguo del mundo (creado en 1872). Más recientemente, los géiseres también se han explotado en otros lugares con fines turísticos, sobre todo en Nueva Zelanda e Islandia. Hoy en día, la energía geotérmica es una atracción turística en todas sus manifestaciones, y no solo las naturales: en algunos casos son las propias centrales geotérmicas las que abren sus puertas a los visitantes. En Italia, existe incluso un Museo Geotérmico, frecuentado por turistas y aficionados. ¿Dónde? En Larderello, por supuesto. Energía limpia para todos El uso de la energía geotérmica para la producción de electricidad se remonta a 1904, cuando Piero Ginori Conti, en la Toscana, encendió cinco bombillas gracias a un generador alimentado por calor geotérmico. Unos años más tarde, en 1911, se construyó en Larderello la primera central geotérmica del mundo para la producción comercial de electricidad. En la actualidad, la electricidad geotérmica sigue creciendo a nivel mundial: según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), la capacidad total instalada alcanzará los 15 026 MW en 2023, lo que supone un aumento del 43 % respecto a 2012. Estas cifras son aún bajas en comparación con otras fuentes (la geotérmica constituye el 1,13 % de la producción total de electricidad a partir de renovables), pero la innovación tecnológica está allanando el camino para su uso más generalizado, con un potencial prácticamente ilimitado.