Salvaguardar el planeta electrificando los consumos, sustituyendo cuanto antes los combustibles fósiles por energías renovables y haciendo más sostenible nuestra economía. Son medidas que conforman el movimiento que pone rumbo al futuro y en el que participan gobiernos, grandes industrias, pymes, administraciones locales y ciudadanos. Y es que cada uno puede y debe cumplir con su parte. Solo así será posible unir el crecimiento y la sostenibilidad, en una transición justa que no deje a nadie atrás. Un nuevo modelo de consumo, una nueva conciencia Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para intentar limitar el aumento de la temperatura global es un objetivo prioritario. Con este horizonte marcado, el Pacto Global de Naciones Unidas, el Carbon Disclosure Project, el World Resources Institute y el WWF lanzaron juntos Science Based Targets, una iniciativa dirigida a respaldar el sector privado para una definición rápida de los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las empresas se están volviendo cada vez más protagonistas de la transición, conscientes de la necesidad de cambiar su objetivo social (su idea de sociedad, los valores que comparten) y sus modelos de negocios a la luz del reto de la sostenibilidad. Por ejemplo, gracias a los Contratos de Compra de Energía (PPA, por sus siglas en inglés) pueden conseguir suministros personalizados de energía renovable, tanto a través de la entrega física de energía de la red como a través de los PPA virtuales, que permiten la emisión de certificados de energías renovables. También el sector financiero está adoptando una actitud previsora en una óptica de sostenibilidad y compromisos coherentes, por ejemplo, con las obligaciones “verdes” de las que Enel fue precursora, o con el Grupo de trabajo de directores financieros empresariales del Pacto Global de Naciones Unidas. Las condiciones para acceder a estas financiaciones son cada vez más apremiantes y se refieren a objetivos claros y coherentes definidos por las empresas en las transiciones verdes. No solo consumidores Con sus decisiones, los ciudadanos y los hogares pueden contribuir de forma decisiva a acelerar la transición energética, marcar la diferencia y servir de ejemplo para el resto, además de estimular a hacer lo propio a las empresas y los gobiernos. Y pueden hacerlo no solamente adquiriendo energía generada por fuentes renovables en lugar que por combustibles fósiles, sino también optando por la electrificación, que permite racionalizar y reducir el consumo, limitando los costes tanto de la cocina como de la calefacción y de los medios de transporte. Se trata de adoptar comportamientos y tecnologías que mejoren la eficiencia energética y reduzcan la contaminación. Existen diversas tecnologías –como los paneles fotovoltaicos, las plantas de micro-cogeneración o la energía minieólica– a partir de las que un ciudadano o una empresa pueden convertirse en prosumidores, es decir, en productores de energía además de consumidores. Por ejemplo, la adhesión a las Comunidades de Energía Renovables (CER) y la participación en la instalación, el uso de plantas de producción y autoconsumo de energía procedente de fuentes renovables constituye una nueva oportunidad. Una CER es una asociación que produce y comparte energía renovable a precios ventajosos, reduciendo así significativamente las emisiones de CO2 y el derroche energético. Los miembros de esta comunidad pueden ser ciudadanos de a pie, empresas, administraciones públicas, pequeñas y medianas empresas, etc. El reparto de la electricidad producida debe realizarse utilizando la red de distribución eléctrica existente y el autoconsumo se produce de forma virtual. Desde los paneles fotovoltaicos hasta la instalación de sistemas de micro-generación pasando por las mini-instalaciones eólicas, son muchas las tecnologías a través de las que un ciudadano (pero también una empresa) puede convertirse en productor de energía además de ser consumidor. Otra posibilidad pasa por escoger una Opción Renovable y participar en el proyecto que Enel Green Power lanzó en Italia, dirigido a los ciudadanos y los hogares, a través del que pueden cofinanciar la construcción de centrales renovables tanto en su municipio como en otros territorios, consiguiendo también una renta económica duradera. Más en general, a través de sus compras, las personas pueden orientar a las empresas a seguir en el camino de la sostenibilidad y actuar en conformidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Dar seguridad y actuar rápido En la actualidad los gobiernos están llamados a acelerar los procedimientos de autorización de las centrales renovables; difundir los principios de la economía circular en todos los sectores productivos; incentivar las medidas de eficiencia energética y tranquilizar a los actores económicos acerca de la capacidad de realizar las centrales. Sin embargo, para acelerar la transición energética y permitir un crecimiento exponencial de las energías renovables (que es necesario para conseguir los objetivos de la lucha contra el cambio climático), hace falta que los gobiernos planteen políticas de gran alcance, porque las ventajas de la descarbonización de la energía van más allá de cada sector: salud, trabajo, educación o igualdad. Las políticas gubernamentales ayudan a las empresas virtuosas para que mejoren cada vez más y a las otras a que se inspiren en ellas. Además, también acaban de convencer a los ciudadanos de que sus decisiones cuentan. Privilegiando métodos de trabajo y estilos de vida sostenibles, los gobiernos pueden también restablecer la relación del hombre con su “bien más preciado”, la naturaleza, tal y como la definió el economista Partha Dasgupta.