Eficiencia y espectáculo vía satélite
Las imágenes satelitales son útiles para monitorizar las obras de EGP, sobre todo cuando no es posible utilizar drones a causa de las condiciones meteorológicas. Pero además, a veces nos regalan imágenes emocionantes, como la del “devil dust” (diablo de polvo) registrada en nuestras obras de Campos del Sol, en el desierto de Atacama, en Chile.
Observar desde lo alto las instalaciones y las obras es una de las grandes oportunidades que la tecnología pone a disposición del Grupo Enel. En el marco de nuestro proceso de digitalización, la monitorización a distancia se sirve hoy de aparatos innovadores como los drones. Sin embargo, cuando no es posible utilizarlos porque el viento es demasiado fuerte o las temperaturas demasiado altas, entonces se puede recurrir al reconocimiento vía satélite.
Es lo que hemos empezado a hacer en algunos parques eólicos de América del Norte y, recientemente, gracias al proyecto E&C Revolution, lanzado para probar nuevas soluciones de diseño y construcción de centrales renovables, en dos instalaciones fotovoltaicas de América del Sur, donde hemos tomado una imagen por semana durante seis meses: una especie de “backup visual” para controlar el estado de avance de las obras.
Se trata de una opción ventajosa desde varios puntos de vista. A pesar de no tener tanto detalle como las fotografías de los drones, las imágenes satelitales igual nos permiten “supervisar” con nitidez operaciones como la nivelación preliminar del terreno o la construcción de infraestructuras. Por último, pueden proporcionar información útil para el diseño de las instalaciones: por ejemplo, a partir del color de las rocas se puede deducir su composición y, por consiguiente, cuáles son las áreas idóneas para instalar nuestros equipos de renovables.
En definitiva, las imágenes vía satélite son datos, datos muy valiosos, y como empresa data-driven, queremos aprovecharlos al máximo. Por este motivo, estamos trabajando para recabar la mayor información posible de estas imágenes, de manera que podamos mejorar la calidad de nuestras instalaciones, ya sea aprovechando las técnicas clásicas de teledetección, o a través de sistemas innovadores de inteligencia artificial para conseguir nuevos métodos de procesamiento automático.
El diablo de polvo: estreno mundial
A las fronteras de la innovación se suman a veces la fuerza y la maravilla de los fenómenos naturales. Como sucedió el 22 de marzo de 2021, hacia el mediodía, en nuestra obra chilena de Campos del Sol, en el desierto de Atacama: uno de los más áridos del mundo.
“Hace unas semanas, mientras descargábamos las imágenes satelitales, vi que salía humo de nuestras obras. Imposible que sea un incendio o alguien haciendo una barbacoa, pensé. Cuando vi más en detalle, descubrí la espiral típica de las trombas de aire que en los desiertos se conocen como diablos de polvo”, nos cuenta con sorpresa y emoción Luca Alessandro Epifani, especialista en gestión de proyecto de Advanced Automation Solution de Enel Green Power.
El diablo de polvo (dust devil en inglés) es un fenómeno que, a veces, ocurre en las zonas desérticas durante las horas de más calor. Es una especie de tornado, pero inofensivo, porque es pequeño (la altura no suele superar los 500 m) y viaja a poca velocidad, a unos 80 km/h. De hecho, tal y como nos confirman los colegas de EGP en el lugar, no causó daños en nuestras obras, que pueden aguantar vientos de hasta el doble de velocidad.
Inofensivo pero espectacular porque, a diferencia de los huracanes y de los tornados, se produce con el cielo despejado. Un fenómeno muy difícil de grabar, porque dura sólo unos minutos y esta es la primera vez en la historia que ha quedado inmortalizado por satélite en una instalación fotovoltaica. “Hasta ahora, las únicas imágenes vía satélite disponibles de diablos de polvo eran las de Marte, –explica Epifani– por eso se trata de una foto sensacional: un auténtico golpe de suerte”.
Un momento para recordar, pero no es el único que nos ha concedido el satélite de Campos del Sol: otra vez grabó el atardecer en el desierto, con las sombras del pequeño cordón montañoso de Cerro Cachiyuyoalargándose cada vez más sobre las rocas y la arena. Utilizando las palabras de Epifani, el efecto era el de “un paisaje lunar”.
Es la belleza de los paisajes extremos: un deleite para la vista que la naturaleza nos regala con la amable colaboración de Enel Green Power.